Cuando somos chicos suponemos que los objetos que utilizamos a diario existieron desde siempre y nos cuesta creer que herramientas y tecnologías de uso cotidiano no existían hace unos años atrás y que muchas de ellas se han dejado de usar, siendo reemplazadas por otras.
En el caso particular de los vinos, es necesario saber que no siempre se conservaron en botellas cerradas con tapón de corcho. Este avance, al que hay que sumar también la modificación de las botellas para adaptarse al nuevo tapón, data del siglo XVlll. En el año 1795 se inscribió la primera patente de un sacacorcho, cuyo diseño estaba basado en el sacabalas que se utilizaba para descargar las armas de avancarga usadas por aquellos días. Desde entonces, el sacacorcho, se transformó en una herramienta irremplazable para los amantes del vino y con el correr del tiempo, los diseños fueron evolucionando hasta las formas actuales.
El tapón de corcho y el vino, formaron un dúo que supo perdurar en el tiempo por casi 300 años. Sin embargo, la generalización del uso de nuevas tecnologías y tendencias en lo concerniente al packaging, parecería querer romper la armonía de la pareja hacia un definitivo divorcio.
¿Cuántos consumidores de vino conocen el Bag in Box?
Por las caras de asombro con las que me encuentro al mencionarlo, aún entre consumidores habituales de vino de Argentina, pienso que muy pocos.
El Bag in box consiste en una bolsa, usualmente de plástico resistente, que se presenta dentro de una caja de cartón, que le sirve de contenedor, la bolsa plástica está dotada de un pequeño grifo o válvula que sale de un troquelado que tiene el cartón en su parte inferior. Para vinos se utilizan bolsas que varían entre los 3 y 20 litros de capacidad.
Las ventajas que ofrecen sobre el sistema tradicional de botellas o damajuanas son varias, en primer lugar se trata de un envase liviano, lo que se traduce en una reducción del peso para una misma cantidad de vino. La bolsa plástica y la válvula son de material reciclable y el cartón es biodegradable.
Con respecto a la damajuana de 5 o más litros, evita el falso flete que implica el retorno de los envases vacíos para ser reutilizados en la zona de origen, ya que se trata de un conjunto descartable y que es resistente a golpes
La superficie de la caja es importante y se puede aprovechar para comunicar la marca.
Se trata de un excelente sistema para utilizar en las cocinas de los restaurantes en la preparación de platos que llevan diferentes clases de vino como ingredientes, pero también para ofrecer vinos por copa en el menú. Contrariamente a lo que uno podría suponer, puede servir para incrementar el consumo de aquellas personas que viven solas y no se deciden a abrir una botella por solo una copa. El bag in box es higiénico porque no se reutilizan los envases, una vez abierto el producto permanece inalterable por largo tiempo, es fácilmente estibable y paletizable. El sistema tiene una amplia aceptación en el mundo, sin embargo en Argentina, los intentos por imponerlo en el mercado interno, todavía no han tenido éxito.
Tapones sintéticos:
El corcho natural durante muchos años fue un material estratégico. Se lo usaba como aislante térmico, aislante acústico, para la confección de elementos de náutica tales como los salvavidas y para muchos otros usos más. Los materiales plásticos cambiaron al mundo desplazando a la cotizada corteza de alcornoque por otros materiales más baratos y eficientes. ¿Por qué entonces los tapones de corcho iban a ser la excepción de este cambio?
Hoy podemos encontrar tapones de polímero obtenidos por diferentes técnicas de variados colores, para vinos tranquilos y para espumantes, presentan las siguientes ventajas:
Uniformidad. Al ser confeccionados en forma industrial no hay diferencias en una misma partida, condición que no puede ofrecer el corcho natural por ser único cada tapón, con veteado y porosidad diferente que hace que sea imposible obtener dos corchos iguales.
No afectan ni el sabor ni el olor del vino.
Evitan el problema del olor a corcho, que pueden presentar algunas partidas de corcho natural.
Pueden confeccionarse en colores diversos. Esto permite eliminar el uso de cápsulas.
También hay que tener en cuenta que no es necesario modificar el equipo de máquina llenadora y taponadora, solo hay que cambiar el tapón de corcho natural por el sintético en la tolva que abastece a la máquina tapadora.
Los primeros tapones sintéticos que pude tener en mis manos, allá por el año 1987, eran bastante diferentes a los actuales, recuerdo haberlos probado y que, si bien eran bastante fácil de introducir con la máquina, resultaban muy poco solidarios al extraerlos. También recuerdo los infructuosos esfuerzos de algunas promotoras intentando destapar en los supermercados un vino masivo de una bodega de primera línea que los había adoptado. Hoy podemos decir, que tras muchos años de investigaciones y mejoras esos problemas se solucionaron y los tapones plásticos son una realidad en los principales países vitivinícolas, es común verlos en vinos de Italia, España y Francia, y en los países del nuevo mundo, incluido Argentina.
Además el tapón sintético nos permite seguir usando el sacacorchos, infaltable compañero de todo buen amante del vino.
Tapa a rosca o screw cap.
Si bien es el tapón alternativo al corcho de más reciente adopción en Argentina para tapar vinos de calidad, su historia, en relación con los vinos comunes de mesa es de larga data.
Podríamos decir que desde la década de 1970 las tapas a rosca se difundieron ampliamente en los vinos de mesa masivos, en botellas de litro y litro y medio, siendo luego desplazadas en gran medida por la irrupción del tetra brick en las mesas argentinas.
En la actualidad las tapas a rosca han retornado con un formato más moderno que asegura un taponado perfecto.
Se adaptan muy bien para tapar vinos blancos y rosados, en los tintos que requieran una ligera microxigenación a través del tapón, pueden generarse algunos aromas no deseados ya que estos tapones son prácticamente impermeables al oxígeno del aire.
En países tales como Nueva Zelanda la casi totalidad de sus vinos se tapan con “Rosca”. En Australia la tendencia es parecida y más del 70 % de los vinos utilizan también este sistema.
El consumidor más informado no encuentra inconvenientes en aceptar la tapa a rosca, encuentra que los vinos, sobre todo blancos y rosados, conservan su frescura a pesar de haber pasado varios años. La mayor dificultad para su generalización se encuentra en aquellos consumidores que relacionan la tapa a rosca con los vinos de mesa de los años 70, y suponen que es un sistema de taponado para vinos de calidad mediocre.
En Argentina la “rosca” compite con el tapón sintético y a mi entender el segundo se impone más por ahora porque no es necesario modificar la línea de fraccionamiento para utilizarlo, pero si se debe cambiar el sistema para tapar a rosca, sin embargo como tendencia creo que es cuestión de poco tiempo para que la gran mayoría de los vinos blancos y rosados se tapen con rosca.
Ing. Agr. Adrian Rodolfo Vilaplana
Gracias Adrián, muy buena nota. Agregando algo al tema, en un análisis del mercado del vino en EE.UU. (que es a donde van a para la mitad de nuestras exportaciones de vinos y es hoy el principal mercado de vinos del mundo) se decía que solo en un tercio de los hogares norteamericanos había al menos un sacacorchos. Es decir, para poder venderles vino a la mayoría, o primero les vendíamos el sacacorchos o les ofrecíamos vinos con tapa a rosca, en lata o bag in box. Un abrazo, Luis Fontana
ResponderEliminarExcelente aporte Luis, imagino que el hecho de no tener sacacorchos debe ser un factor a evaluar a la hora de decidirse por un envase de vino.
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